Kirchnerismo Multicolor
on 6/3/13
El kirchnerismo cierra el 2012 con una Fiesta Patria Popular histórica, llena de militantes sonriendo, familias compañeras, y jóvenes entusiasmados por el momento histórico que viven. Fue algo así como un Woodstock de la militancia; muchas personas en clima fraternal y de unidad, con ropa de feria, tomando mate en el pasto, con flores en la cabeza y bailando, recrearon la escena en Plaza de Mayo.
Por Fernando Ressia
Foto: Silvina Galzerano
Foto: Silvina Galzerano
Desde diferentes sectores de la sociedad –opositores, por supuesto- se trata de instalar la idea de que el Gobierno es una farsa. Que detrás de un falso progresismo, se esconde un conjunto de ladrones y mercenarios que lo único que defienden son intereses espurios. Para notar esto basta leer cualquier día a Clarín, La Nación, o al amarillista Perfil. Además, por seudoizquierda se corre al kirchnerismo a través de un progresismo purista, donde cualquier signo de error invalida todas las políticas de Estado. Entonces, como en La Rioja hay minería bajo el mandato de Beder Herrera, aliado kirchnerista, este Gobierno es igual al menemismo. Quienes formulan estas críticas pertenecen a dos grupitos; el más significativo, los troskos, que de representación bien, gracias. Y el otro grupo, menos representativo y más disperso, son los que se pueden llamar neoliberales progre. Son monjes puristas que corren siempre por seudoizquierda al Gobierno y, en general, no militan porque eso ensucia sus prácticas regidas por una moral todo terreno. En cambio, la derecha critica desde un falso republicanismo. Desde sus tribunas mediáticas, acusan al kirchnerismo principalmente por sus causas de corrupción como si eso fuera lo más importante de la política y como si ellos no fueran corruptos. Y también, claro está, a través de las operaciones mediáticas que día a día padecemos.
La plaza de ayer es la refutación a toda crítica malintencionada venida de afuera. Las personas que estuvieron ayer en la Fiesta Popular, que estaba llena de niños, familias, grupos de amigos, militantes, alegría, entusiasmo y festejo, son la garantía de sustentabilidad del proyecto nacional y popular. La fuerza transformadora es kirchnerista. De la mano de Néstor Kirchner, el aspecto ideológico volvió a un primer plano, generando el convencimiento unánime de que el camino es el de profundizar el modelo. Y el rumbo, aunque no esté plasmado de modo orgánico, fiel al estilo kirchnerista, está claro: Aborto legal, seguro y gratuito, gravar la renta financiera, terminar con la contaminación minera, reforma tributaria, entre otras medidas. En definitiva, de lo que se trata es de mejorar la calidad de vida del pueblo.
Dentro del kirchnerismo podemos criticar, por ejemplo, el trabajo en negro. Y militamos todos los días para que eso se plasme en la realidad siendo concientes que Cristina Fernández es la representante del proyecto político que puede darle vida a los reclamos justos de profundización. Pero desde afuera, desde el troskismo aislacionista o del neoliberalismo progre, cualquier demanda se torna estéril y cómoda. Y en el caso de la derecha, sabemos que en realidad la intención no es profundizar, sino avanzar sobre las conquistas de la última década, como señaló CFK en su discurso.
El kirchnerismo tiene la ventaja respecto al peronismo de haber logrado el apoyo de la mayoría de los sectores culturales e intelectuales de la época. Y así vimos a Fito Paéz, a Charly García en versión militante y a IKV, entre otros, mezclándose con banderas de las agrupaciones kirchneristas y ofreciendo recitales para el pueblo militante. Mientras tanto, arriba de la Pirámide de Mayo, tres nenas de no más de 15 años bailaban, con las manos en V, sonrientes. Una, con el pelo rapado en el costado y un arito en la nariz, se emocionó y abrazó a quien parecía ser su hermana menor. Abajo, le sacaba fotos su papá, orgulloso de ellas. Un poco más atrás un grupito de niños jugaba con una máscara de Macri a la manchamacri. Todos se reían. También, vimos pibes kirchneristas repartiendo volantes en contra de Clarín, y a favor de sus proyectos militantes.
La antítesis respecto a las manifestaciones de los caceroleros es notable. Estuvimos presentes en ambas. En una hubo un clima de odio, pocos fundamentos políticos y pedidos de mano dura, de extranjerización de la economía y de la muerte de la presidente. En cambio, ayer hubo unidad, alegría y fraternidad entre militantes.
Antes de las palabras de CFK, hubo un documental que abordó los aspectos más sobresalientes de la cosmovisión K. Se rescató a los radicales Irigoyen y Alfonsín. Se condenó rotundamente a todo golpe militar que terminó con la soberanía popular. A medida que iban trascurriendo las imágenes la gente aprobaba o desaprobaba. Los más aplaudidos fueron Perón, Evita y Néstor. Y los más repudiados Videla y Menem.
Un párrafo aparte merece el comentario de Cristina para que Chávez se recupere. América Latina sufrió la pérdida de Néstor Kirchner, uno de sus líderes más destacados y ahora tiene al comandante bolivariano en grave estado de salud. Chávez tuvo el rol destacado de comenzar el camino victorioso por la libertad de los pueblos latinoamericanos. Fue conmovedor ver el cerrado aplauso de los cientos de miles de personas que estaban presentes.
Mientras exista la democracia y el kirchnerismo no pierda el rumbo, el camino nacional y popular que mejore la calidad de vida de los pueblos va a seguir su rumbo. Las banderas de todos los colores, las flores, el pasto cuidado de la plaza, el ritmo constante que se escuchaba de fondo, los alguaciles, el calor y la humedad típica de Buenos Aires, la militancia, la cultura y el arte, en síntesis, el kirchnerismo, hicieron de la jornada de ayer una fiesta surrealista, extraordinaria e inolvidable. Fue de película.
